lunes, 14 de abril de 2014

¿NOS QUITARÁN EL ALBERGUE PARA CONVERTIRLO EN CONVENTO?


El Papa Francisco inició su pontificado el 19 de marzo del 2013 y en su primer mensaje, luego de recibir el palio y el anillo del pescador, le dijo al mundo: “Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio al prójimo”. Ojalá que sus palabras hayan sido escuchadas por todos aquellos que, al ocupar cargos públicos o jerarquías, se creen todopoderosos y que pueden hacer lo que les venga en gana.
Sobre todo, que su mensaje haya calado en los dirigentes de la Iglesia Católica. Lo digo con mucha humildad, pero también con frenesí, porque no es posible que en Huaral se pretenda destruir una hermosa obra. Aún por muy buenas razones o altísimos ideales.
Se trata del albergue para niños y adolescentes que, con gran esfuerzo de tantísimas personas, y con fuerte inversión del erario público, se construyó en un sector de la carretera a Huando, junto al colegio parroquial María Reyna. Ocurre que va camino a ser transformado en un monasterio. Decenas de niños y niñas perderán esa estancia al igual que algunos ancianos inermes. Y todo por gracia del obispo de la Diócesis de Huacho, Antonio Santarsiero Rosas.
 Si, se trata del mismo jefe que quiso plasmar la transferencia de propiedad del citado centro educativo, pero se frustró por oposición de los padres de familia.

Para empezar este nuevo propósito envió unas monjas a Huaral, a ese albergue. Qué bueno sería para que le  hayan  echado una mano al fallecido padre Pepe en su infatigable y ferviente tarea de alimentar, educar, cuidar y proteger a niños cuyos hogares tambalean al borde del desfiladero emocional y económico. ¡No! Monjas No fueron enviadas para ayudar. Llegaron con una veintena de niñas traídas de otros lados para que sean preparadas para las tareas religiosas. Un convento. En eso se convertirá dicha posada.
EN EL CASO DEL ALBERGUE, SANTARSIERO TIENE QUE OBSERVAR QUE PARA LA CONSECUCIÓN DE ESA OBRA HUBO UN GIGANTESCO ESFUERZO DE MUCHAS PERSONAS
 Todos empujaron el carro porque era una obra de misericordia, de gran sentido social. Y porque el objetivo eran los niños más pobres de nuestra ciudad. Nadie lo PUEDE quitar. Nadie lo DEBE quitar. Ojo, no todo el terreno del albergue es propiedad de la parroquia. Un lote (la parte de la entrada) fue adquirido por Pepe, don José Martínez, un hombre de extraordinario corazón, un religioso de sensibilidad sin par.
Él instauró el albergue en un local pequeño por la calle Ucayali. Luchó intensamente para dotarle de lo necesario para alimentar y acoger a muchos niños. Más tarde, él y la Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza, Mosa Carvallo (y en su figura acudo como representación de gente cuyos nombres tal vez olvido) lograron que el Gobierno Regional inserte en proyecto en su presupuesto participativo. Fue en la época de Mufarech. Con Chui casi se manda al olvido la ejecución, pero la insistencia del cura trajo frutos. Se construyó la obra en el 2010 y la sonrisa se dibujó en los niños.
Hoy el panorama es sombrío. Ya no dan posada a niños, solo a niñas. A los viejitos los tienen descuidados. Hasta les han dicho que no deben hablar con las monjas, sino lo mínimo necesario. El presupuesto, que se sostiene con ayuda de muchos hombres y mujeres de bien, ya no alcanza porque el gastó aumentó por las futuras novicias y no hay apoyo económico del obispado. Se gasta en manutención de extraños. El gobierno regional ahora tiene que intervenir, pues esa obra se construyó para dedicación exclusiva de nuestros niños, adolescentes y ancianos desvalidos.
DIÓCESIS VA A TRANSFERIR LA PROPIEDAD DEL ALBERGUE Y ESTÁN REALIZANDO LOS TRÁMITES ANTE LA MUNICIPALIDAD DE HUARAL Y REGISTROS PÚBLICOS.
Cuando Jesús vino al mundo fue la misericordia su mayor afán. Ayudó al ciego. Siendo judío, puso como ejemplo de caridad al samaritano. Reprendió, inclusive, a sus apóstoles cuando no dejaban que los niños se le acerquen. Fue todo bondad. Nunca (lean la Biblia y verán que es así) dio siquiera una ligera o escasa muestra de atracción por los bienes materiales. Hoy la Iglesia Católica, que se dice es la más cercana a las enseñanzas de Cristo, se quiebra, se tambalea porque sus pastores están más preocupados por asuntos terrenales. Algunos buscan la riqueza del bolsillo antes que la riqueza del alma. Santarsiero, lamentable decirlo, no sólo tiene el antecedente del María Reyna. En Huacho en el 2010 tuvo un caso similar en Peralvillo por la posesión de un terreno de 330 M2 (El Chaski 26-05-2010) y se habla de otras perlas cuando fue Obispo Prelado de Huari (Ancash).
Francisco fue tajante en el inicio de su pontificado. Dijo que Cristo otorgó un poder a San Pedro y a través de él a los pastores de la iglesia para que acojan “con ternura y afecto a toda la humanidad, especialmente a los más pobres, los más débiles, los más pequeños”.  Si con su ejemplo de sencillez y austeridad, y sus mensajes de amor al prójimo, el jesuita quiere un renacer de la iglesia católica tendrá que ordenar también la casa. Es decir, deberá instruir a los cardenales para que en sus jurisdicciones impriman obras de caridad y, al mismo tiempo, renuncien a sus debilidades por lo material. Oremos para que su mensaje irrigue los corazones de la tierra para que nuestros niños –y por qué no nuestros ancianos–  sigan recibiendo la ayuda necesaria para que tengan un mejor mundo donde vivir.  Oremos también por Santarsiero para que modifique su actitud mental y siga el ejemplo de Jesucristo.

(Arturo Moreno Carrera)

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