Entre escenas de dolor y
duelo, Pakistán entierra hoy a sus muertos en el asalto a una escuela, en el
que fueron asesinados 132 estudiantes, en una jornada en la que el Gobierno
levantó la moratoria sobre la pena de muerte en los casos de terrorismo y reafirmó
su determinación en la guerra contra los talibanes.
Banderas a media asta,
vigilias, pequeños ataúdes rodeados de muchedumbres en entierros y lágrimas
protagonizaron la jornada en un país parcialmente paralizado, con escuelas e
instituciones gubernamentales cerradas en algunas zonas, entre ellas Islamabad.
Las reacciones a uno de los
peores ataques que recuerda un país acostumbrado a la violencia no se hicieron
esperar y el primer ministro, Nawaz Sharif, anunció que la moratoria que se
venía prorrogando desde 2008 para no aplicar la pena de muerte no tendrá
vigencia para los acusados de terrorismo.
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