El abogado Rodolfo Orellana,
líder de una red criminal, abandonó la carceleta del Poder Judicial y fue
internado en el penal Ancón I, antes llamado Piedras Gordas.
Una manga de seguridad evitó
que los periodistas captaran a Orellana ingresando al vehículo del Instituto
Nacional Penitenciario (INPE).
Orellana fue detenido el
jueves en Cali, tras permanecer prófugo de la justicia 135 días desde julio
pasado cuando la Fiscalía ordenó su detención, a raíz de una investigación por
lavado de activos y asociación ilícita para delinquir, contra él y una veintena
de personas.
El abogado llegó el viernes
a Lima expulsado de Colombia, después de haber sido capturado en una operación
conjunta de la policía de Perú y Colombia, la DEA y la Interpol.
El ministro del Interior,
Daniel Urresti, dirigió anoche un mensaje a los testaferros de Orellana, que
serían alrededor de 30, para que se conviertan en “colaboradores eficaces” y su
identidad sea protegida por el Estado, a cambio de información que permita el
avance del juicio que se abrirá en su contra.
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